sábado, 27 de mayo de 2017

Superman (Historia en Texto) -1939- (Jerry Siegel)


Escritorios rotos, archiveros volcados, yeso esparcido, agujeros en las paredes, brillantes accesorios de acero caídos como una triste caricatura de su antiguo esplendor modernista, saludaron con sorpresa a los ojos del Sargento Detective, cuando abrió la puerta de la oficina de la Firma de Abogados de Patentes, Harvey Brown.

La ruina temblorosa de un hombre se levantó del suelo, y gritó en forma estridente, "¡El no puede hacerme esto! ¡Captúrenlo! ¡Deténganlo!"

El Sargento Blake examinó la ropa desgarrada del individuo, el pelo revuelto y los ojos ennegrecidos, a continuación, una vez más quedó sin habla por los destrozos ocurridos en la habitación. "¿Qué diablos ha pasado aquí?" rugió, emergiendo su voz al fin, "¿Un ciclón?"
"¿Ciclón? ¡Nada!" Exclamó tembloroso el hombre. "¡Peor! Acabo de tener una visita de Supermán!"

“¡Supermán!” La palabra brotó de los labios de Blake con la fuerza de una explosión.

“¡Sí!” Afirmó. “Ha robado invenciones de mis clientes. ¡Después de que él destruyó el lugar, me advirtió que si yo no me retiraba del negocio, que volvería y terminaría el trabajo! Exijo..." Brown detuvo su diatriba. El Sargento Detective ya no estaba en la habitación.

Los miembros restantes de la brigada antidisturbios se sorprendieron de ver a su oficial superior llegando a toda velocidad por el pasillo.

"¡Rápido! Gritó Blake." ¿Han visto a alguien desde que estuve en la habitación?

"Nadie", contestó un oficial desconcertado. "Es decir, nadie excepto un hombre que llevaba un extraño traje que me preguntó cuál era el problema, y luego entró en el ascensor."

El Sargento, desconcertado, aulló de rabia cuando vio que la puerta del ascensor se cerraba y desesperadamente pinchó el botón del ascensor. "¡Tontos!" rugió. "¡Ese era Supermán!"

Los policías gritaron confundidos. "¡Supermán!... ¡Y él está en ese ascensor!... ¿Qué vamos a hacer?"

Blake se apoderó de la mano de uno de sus hombres, y lo empujó contra el botón. "¡Manténgalo presionado por tres minutos, Mooney, o me quedaré con su placa! ¡Los demás vengan conmigo!”
Blake se dirigió a toda velocidad hacia la escalera más cercana seguido por sus hombres. A medida que bajaba al primer piso, explicó. "Afortunadamente, el ascensor es operado automáticamente por los pulsadores en las distintas plantas. Mientras Mooney presione el botón, Supermán estará atrapado. ¡Y cuando pasen los tres minutos de pausa, el Hombre de Acero se saldrá y estaremos listos para él!"

Dos minutos más tarde llegaron los policías a la entrada del ascensor del primer piso, sacaron sus armas, todas las miradas tensas en el indicador que mostraba que la cabina estaba detenida en algún lugar entre la segunda y la primera planta. El triunfo se presentó en los ojos del Sargento Blake. Visiones de una palmadita en la espalda del Comisario, un ascenso en rango, y un aumento en el salario, pendiendo tentadoramente en su mente.

"¡Con cuidado, muchachos!" advirtió a los oficiales agrupados cerca de él. "Hemos orado por este momento durante meses, y ahora que ha llegado, no queremos fallar. Se le vio entrar en el ascensor... ¡Y él estará obligado a salir por esa puerta en cualquier momento!"

"Y eso es lo que me molesta", murmuró alguien, "¿Qué haremos cuando salga?"

Dicho de otra manera "¡Nuestras armas son inútiles contra él!”

"¡Tonterías!" replicó el Sargento Blake. "¡Todo lo que tenemos que hacer es mantenernos en calma, y lo capturaremos!"

Pero los propios comentarios del Sargento no lo convencen. Se cuentan algunas historias muy salvajes que circulan sobre este hombre que se hace llamar Supermán. Se decía que era un Robin Hood moderno... una persona que ha dedicado su existencia a ayudar a los débiles y oprimidos. Se rumoreaba que poseía superfuerza, podía levantar tremendos pesos, romper el acero con sus propias manos, saltar por encima de los edificios, y que nada podía penetrar su piel increíblemente súper-resistente. ¡Pero, por supuesto, opinó el Sargento, se trataba de simples rumores, fantásticos cuentos de hadas! Es probable que Supermán era simplemente una persona común cuya fuerza promedio había sido inmensamente exagerada. ¡Sin duda!

Sin embargo, el policía no pudo evitar un estremecimiento aprensivo que se arrastraba por su columna vertebral.

De repente, la flecha del indicador comenzó a moverse. ¡Los tres minutos pasaron muy aprisa! ¡Mooney había soltado el botón, y el ascensor estaba descendiendo!

Con un choque de metal de la puerta el ascensor se abrió. Los dedos se tensaron en los gatillos... Entonces...

Una voz alarmada y vacilante rompió el eléctrico silencio: "¡Esperen! ¡Bajen sus armas!"

Fuera del ascensor se distingue una figura delgada, nerviosa. Sus ojos parpadean temerosamente tras unas gafas de montura gruesa. ¡No era Supermán! Por el contrario, era un joven muy asustado.

Desde algún lugar detrás de él, el Sargento, atónito, escuchó una risita ahogada. Su rostro enrojeció. "¿Dónde está Supermán?", Gritó al joven, que parecía un ratón, que estaba de pie delante de él. "¡Por todos los santos! ¿Qué estás haciendo en ese ascensor?"

"Solamente -eeeh- bajaba hacia el vestíbulo, cuando algo aparentemente salió mal con el mecanismo. Admito que estaba aterrorizado por unos momentos, pero..."
"¡Respóndeme!" gruñía Blake. "¿Has visto a un hombre en un extraño uniforme en el ascensor?"

"Nadie en absoluto... así es, excepto yo. Me temo que debe haber algún error, Sargento. Soy Clark Kent, reportero del Daily Star."

"Pero Supermán fue visto entrar en el ascensor por uno de mis hombres. ¿Cómo se explica eso?"

Clark se encogió de hombros. "Está más allá de mí", dijo. "Posiblemente su hombre estaba muy nervioso, o tiene una imaginación demasiado activa".

Se escuchó una gran carcajada. El Sargento Detective se volvió para enfrentarse a sus hombres, sus facciones inscribían intensa desilusión. "Creo que fue una falsa alarma, ¡Eso, es! Volvamos al cuartel, haré un informe".

"¡Eso es raro!" Kent interrumpió. "Estaba a punto de ir a la jefatura de la policía en busca de una historia. ¿Le importa si le acompaño?"

Más tarde, pasaron veloces por las calles con el coche patrulla. Clark se enteró de que en la oficina colindante de Brown habían llamado por teléfono para pedir una patrulla, quejándose de un escándalo terrible ocurrido en la oficina del abogado de patentes... y cómo Blake esperó a Supermán a salir del ascensor.

"Muy divertido,” rió entre dientes, Clark . "Va a ser un buen artículo de fondo para el Daily Star"

"¡Espera!" Gritó Blake en protesta. "No puedes imprimir eso. ¡Me haría quedar como un tonto! ¡No lo publiques! ¡Y tal vez algún día voy a devolverte el favor!"

El reportero se encogió de hombros. "Bueno, si usted siente que el artículo es fuerte, me voy a olvidar de él... temporalmente."

La conversación fue interrumpida cuando se estacionaron frente a la jefatura de policía. Al salir del coche, un oficial informó a Blake. "¿Has oído? ¡'Biff' Dugan acaba de ser capturado!"

Una sonrisa feliz rápidamente cambió la expresión sombría de la cara del Sargento Detective. “Biff" era un asesino largamente buscado que había estado eludiendo la ley durante meses. "Yo sabía que atraparíamos algún día a esa rata", Blake rió.

Con apresuradas zancadas,  Blake y Kent entran a la estación. Unos momentos más tarde, el prisionero, un feo y bruto corpulento que hoscamente se negó a hablar, se puso delante de ellos.

"Pensaste que podrías evadir la ley, ¿no?" Preguntó el Sargento. "Bueno, tal vez lo sepas mejor ahora"

Clark jaló de la manga de Blake. "¿Recuerda, Sargento? Ofreció hacerme un favor. Me gustaría que fuera ahora"

Desconfiado, Blake preguntó: "¿Qué?"

"¿Me permite entrevistar al prisionero en privado?"

" ¿Y qué?", preguntó Blake, ¿qué tiene de malo entrevistarlo aquí delante de mí?"

"Se nota que está de humor para hablar. Tal vez si pudiera hablar con él a solas..."

"¿Está loco? Va contra las normas. Es..."

Clark sonrió burlonamente. "Si no puedo tener esta entrevista, voy a tener que escribir, por cierto, otra historia. Una sobre un Sargento Detective que tenía a sus hombres rodeando a un ascensor con la esperanza de..."

"¡Espera!” gritó Blake."¡Puedes hacer esa entrevista!”, agregó ominosamente. "Pero si algo le pasa al prisionero, serás el único responsable".

Poco después, en una habitación contigua, Clark estaba ocupado con la tarea de curiosas respuestas de un prisionero sombrío cuando se oyeron unos golpes en la puerta de la habitación.

Se apartó del prisionero. Abrió la puerta un poco.

Era Blake. Exigió: "¿El preso sigue ahí?" 

“Naturalmente,” Respondió Clark, exasperado. "Véalo usted mismo..." Las palabras de Kent abruptamente se ahogaron en una exclamación de asombro. Alarmado, el sargento entró en la habitación. De una sola mirada, vio como la mano del reportero señalaba hacia una ventana abierta... y no vio a Dugan en ninguna parte.

"¡Él ha escapado!” exclamó Clark. 

El sargento Blake rugió de rabia, agarró al frágil reportero, y lo sacudió con furia. "Tú…" se atragantó. "¡Es tu culpa! ¡Esto te convierte en cómplice del hecho!"

El Sargento Detective nunca se acordará por completo de lo sucedido en ese momento. En un instante veía un reportero temblando de miedo, y en un santiamén, el Sargento, daba vueltas en el aire, como atrapado en las garras de un huracán. Golpeado contra la pared, lanzó un gemido, y se sumió en la inconsciencia.

Clark Kent mirando la figura yacente del Sargento, murmuró: "Lo siento, no tuve tiempo de usar guantes de seda", entonces, con asombrosa rapidez se quitó las gafas y las prendas exteriores, revelándose a sí mismo vestido con un extraño traje ceñido y una capa reluciente. Con esta ropa, era evidente que él realmente tenía un excelente físico de una simetría impresionante.

Un salto ágil lo llevó al alféizar de la ventana. Allí se mantuvo  momentáneamente, mientras que su visión telescópica inspeccionó los alrededores. Y entonces, cuando divisó la figura de "Biff" subiendo a un auto estacionado, se lanzó hacia el espacio.

Con rápidos movimientos, la figura fantástica, aceleró y aceleró... sus poderosos músculos tenían la capacidad de lanzarlo a través de distancias increíbles. El auto estaba a trescientas yardas de distancia, pero Supermán lo rebasó y lo desvió hacia abajo a una cantera, los engranajes del coche chocaron y saltaron por delante.

Dentro del coche, Dugan gruñó. Esa figura solitaria que se había aparecido de la nada... se interponía para poder escapar. Apretó el acelerador hasta el límite, con la intención de aplastar su cuerpo con el auto, y dejarlo debajo de las ruedas.

¡El golpe fue estruendoso! ¡Pero entonces, sucedió lo imposible! En lugar de quedar debajo de las ruedas, Supermán se mantuvo firme... ¡y el motor rugiente del auto seguía en movimiento!
Asombrado por este milagro, "Biff" movió el embrague marcha atrás, pero de nuevo fue tratado con una exposición de súper-fuerza. Habiéndose apoderado de la defensa delantera, ¡el Hombre de Acero impidió que el automóvil escapara!

Un grito de horror brotó de la garganta de Dugan. Frenéticamente, abrió la puerta del automóvil, saltó... ¡y levantó la vista para encontrarse con la figura sombría de Supermán!

Medio loco de miedo esquivó al Hombre del Mañana, tratando de abrirse paso. Pero era como golpear contra un muro de piedra. Sus puños se encontraron con carne tan dura como el metal, ¡fracturando sus nudillos!
De repente "Biff" estaba poseído con un solo deseo. Huir... ¡para escapar de la ira de este demonio indestructible! Se dio la vuelta, echó a correr con todas sus fuerzas, gritando a todo lo que daban sus pulmones. De inmediato, unos brazos de acero lo rodearon desde atrás, los cuales presionaban la parte posterior de su cuello. Entonces... la inconsciencia...

---OoO---

El Sargento Blake volvió en sí y encontró a Clark Kent arrodillado junto a él. Aturdido se tocó la frente, de repente, recordando lo que había ocurrido, se apoderó del reportero. "¡Estás arrestado!", gritó.  

"¿Por qué?" preguntó Kent.

"Por ayudar a escapar a ‘Biff’ Dugan, ¡por eso! Y..."   

Clark señaló una figura acurrucada en el suelo cerca de él. "¡Antes de decir nada más, mira para allá!"

Blake miró, parpadeó sin comprender, y luego exclamó: "¡Dugan! Pero, ¿cómo...?"

“Todo lo que sé", respondió Clark, "es que un hombre que llevaba un traje extraño saltó al alféizar de la ventana, arrojó a 'Biff', y luego saltó muy lejos." 

El Sargento Detective se levantó. "¿Te das cuenta que ese debe haber sido...? ¡Supermán!"
Los ojos de Clark se agrandaron. "¡Dios mío! ¡Supongo que tienes razón!" 

"¿Sabes?," a regañadientes admitió el Sargento Blake. "A veces pienso que Supermán no es un tipo malo. Pero," se apresuró a enmendar, "creo que eso no significa que no lo arrestaré en cuanto llegue a mis manos"

"Espero que lo tengas a poca distancia", dijo Clark Kent.

El Sargento Detective Blake lanzó una mirada sospechosa rápida al reportero. Por un momento se imaginó que había detectado un rastro de burla en la voz de Kent. Pero el rostro de Clark estaba completamente solemne. 

FIN


Tomado del libro: “THE SUPERMAN CHRONICLES. VOLUME ONE” (Traducción: Octavio Rojas). 

La historia original apareció en la revista Superman # 1 de 1939.

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